Cómo preparar la tierra para sembrar

1. Limpiar y desbrozar

Una vez decidido el lugar en el que vamos a construir nuestro jardín o vamos a sembrar nuestros cultivos, debemos proceder a limpiar todo el terreno. Así pues, eliminaremos las piedras, malas hierbas, basura o cualquier tipo de residuo que impida el crecimiento de nuestras plantas y flores.

2. Movimientos de tierra

En muy pocas ocasiones nos encontraremos con una tierra que tenga la calidad suficiente como para proceder a cultivar o sembrar directamente. Por ello, será necesario añadir una capa de tierra vegetal que distribuiremos de forma nivelada tras haber removido la tierra para airearla.

3. Abonar

Cuando tengamos la tierra nivelada, procederemos a abonarla, lo que nos asegurará el buen desarrollo de las plantaciones. Si el suelo fuera arcilloso, debemos tener en cuenta aportar arena silícea, para que contraste la textura.

4. Labrar

Labraremos la tierra para retirar las piedras o raíces que pudieran haber aparecido.

5. Drenaje de la tierra

Debemos estudiar si la tierra drena lo suficiente, ya que el evitar que se produzcan charcos de agua es fundamental para el crecimiento de las plantas. Si detectamos que la tierra no filtra como debiera procederemos a estudiar de nuevo la orografía del terreno y eliminar aquellas zonas en la que se pueda acumular el agua nivelándolo de nuevo, colocando canaletas, zanjas, etc.

6. Riego

Seleccionaremos el sistema de riego más adecuado para nuestro jardín o zona de cultivo.

7. Nivelado

Por último, vuelve a nivel el suelo y asegúrate de que no existan hoyos o depresiones y que el nivel de pendiente sea el óptimo para evitar que se acumule el agua. Y por fin, estará todo el terreno preparado para que puedas comenzar a sembrar y cultivar con éxito garantizado.

 

Plantas tapizantes para el jardín

Una de las últimas tendencias en jardinería son las plantas tapizantes o cubresuelos. Se trata de una técnica que tiempo atrás se usó principalmente para reducir las tareas de eliminación de malas hierbas alrededor de los árboles o plantas ornamentales. Actualmente, además de este uso, estas plantas han cobrado una gran relevancia como decorativas, utilizándose para crear contrastes de color en caminos y zonas verdes, texturas o para unificar zonas en un jardín.

Consejos para sembrar plantas en un jardín

Conocer el tipo de suelo donde vamos a diseñar nuestro jardín es fundamental para el crecimiento y vida de las especies vegetales. En esta ocasión os hablaremos de algunas de las características que definen al suelo, teniendo en cuenta que existen muchísimas más de igual o incluso mayor importancia como el HP, los nutrientes, salinidad profundidad o materia orgánica.

TEXTURA

Para saber cuál es la textura del suelo en el que vamos a plantar nuestras flores, árboles,… debemos coger un poco de tierra que esté húmeda, pero que no llegue a estar empapada, y apretarla. Si una vez que la hayamos soltado mantiene la forma de nuestra mano, se debe a que contiene arcilla. Y si por el contrario se desmenuza es porque contiene arena.

Debemos tener en cuenta que un suelo arcilloso drena poco y se encharca con facilidad, uno de sus grandes inconvenientes. Sin embargo, es un suelo muy rico en nutrientes.

PROFUNDIDAD

Plantar en un suelo con poca profundidad influirá en el desarrollo de las raíces y por consiguiente la planta tendrá un tamaño más pequeño.

DRENAJE

El drenaje es fundamental en el crecimiento de cualquier especie vegetal, por ello debemos evitar cualquier tipo de encharcamiento. En el caso de que sea inevitable, procuraremos plantar en zonas en las que exista pendiente, instalar tubos de drenaje o añadir arena.

Los mejores sistemas de riego para tu jardín

El agua es importantísima en las primeras etapas del crecimiento de las plantas, puesto que las ayuda a arraigar mucho más rápido y con facilidad.  Existen diferentes sistemas de riego y a la hora de elegir el que más nos convenga para nuestro jardín tendremos que tener en cuenta las necesidad hídricas de cada una de nuestras plantas, llegando incluso a instalar diferentes sistemas de riego en un mismo jardín.

Riego por aspersión

El césped es una de las especies que exigen una gran cantidad de agua, por ello requieren un sistema de riego por aspersión. Además, si lo programamos no será mucho más útil, pudiendo elegir el momento en el que queremos regar. Sin duda alguna, una de las grandes ventajas de este sistema es que podemos desplazarlo a otras zonas, pero no podemos olvidar que su consumo de agua es bastante grande.

Riego por goteo

Este sistema de riego se utiliza principalmente en árboles y arbustos, fuera de la zona de césped. El agua circula por tubos de plástico que ubicaremos en nuestro jardín, los cuales perforaremos por las zonas en las que haya plantas. El riego por goteo tiene grandes ventajas, es muy cómodo, resistente y nos permite, incluso, añadir fertilizantes al agua de riego. Sin embargo, su coste económico es elevado y dependerá de la extensión de la superficie en el que se instalará.

Riego capilar

El riego capilar es otro sistema que consiste en enterrar los tubos de riego a una profundidad de unos 30 a 60 cm. Estos tubos irán desprendiendo humedad a través de los goteros o aberturas que les realizaremos. Entre sus grandes ventajas destaca que es un sistema muy útil para ahorrar agua puesto que no se evapora al encontrarse el circuito bajo tierra. En cambio, el coste de instalación de este sistema es elevado y existen grandes posibilidades de que se obstruya.