Tipos de abonos para las plantas

Los abonos, ya sean orgánicos o minerales, se usan principalmente para mejorar la calidad de la tierra y así aportar a las plantas los nutrientes necesarios para favorecer su crecimiento, desarrollo y hacerlas más resistentes a plagas y enfermedades.

Abonos orgánicos

De origen vegetal o animal.

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– Turba: materiales orgánicos en descomposición al estar expuestos a altas temperaturas y a una gran humedad.

– Estiércol: materia fecal de animales. Uno de los mejores es el de oveja.

– Compost: proviene principalmente de la descomposición de vegetales.

– Humus de lombriz: proviene del movimiento digestivo de lombrices. En algunas ocasiones es incluso mejor que el compost natural.

– Guano: material fecal de aves marinas, ricas en potasio y nitrógeno.

– Cenizas: deben obtenerse solo de materiales orgánicos.

– Abono verde: procede de otras plantas que han sido sembradas para usarlas como abono.

Abonos minerales

Sustancias minerales obtenidas de yacimientos o plantas químicas.

fertilizantes

– Simple: los podemos encontrar nitrogenados, fosfatados y potásicos.
– Compuestos: son los que contienen fósforo, nitrógeno y potasio.

Cómo preparar la tierra para sembrar

1. Limpiar y desbrozar

Una vez decidido el lugar en el que vamos a construir nuestro jardín o vamos a sembrar nuestros cultivos, debemos proceder a limpiar todo el terreno. Así pues, eliminaremos las piedras, malas hierbas, basura o cualquier tipo de residuo que impida el crecimiento de nuestras plantas y flores.

2. Movimientos de tierra

En muy pocas ocasiones nos encontraremos con una tierra que tenga la calidad suficiente como para proceder a cultivar o sembrar directamente. Por ello, será necesario añadir una capa de tierra vegetal que distribuiremos de forma nivelada tras haber removido la tierra para airearla.

3. Abonar

Cuando tengamos la tierra nivelada, procederemos a abonarla, lo que nos asegurará el buen desarrollo de las plantaciones. Si el suelo fuera arcilloso, debemos tener en cuenta aportar arena silícea, para que contraste la textura.

4. Labrar

Labraremos la tierra para retirar las piedras o raíces que pudieran haber aparecido.

5. Drenaje de la tierra

Debemos estudiar si la tierra drena lo suficiente, ya que el evitar que se produzcan charcos de agua es fundamental para el crecimiento de las plantas. Si detectamos que la tierra no filtra como debiera procederemos a estudiar de nuevo la orografía del terreno y eliminar aquellas zonas en la que se pueda acumular el agua nivelándolo de nuevo, colocando canaletas, zanjas, etc.

6. Riego

Seleccionaremos el sistema de riego más adecuado para nuestro jardín o zona de cultivo.

7. Nivelado

Por último, vuelve a nivel el suelo y asegúrate de que no existan hoyos o depresiones y que el nivel de pendiente sea el óptimo para evitar que se acumule el agua. Y por fin, estará todo el terreno preparado para que puedas comenzar a sembrar y cultivar con éxito garantizado.

 

Plantas tapizantes para el jardín

Una de las últimas tendencias en jardinería son las plantas tapizantes o cubresuelos. Se trata de una técnica que tiempo atrás se usó principalmente para reducir las tareas de eliminación de malas hierbas alrededor de los árboles o plantas ornamentales. Actualmente, además de este uso, estas plantas han cobrado una gran relevancia como decorativas, utilizándose para crear contrastes de color en caminos y zonas verdes, texturas o para unificar zonas en un jardín.