A día de hoy no imaginamos un “mundo” sin césped. Un elemento importado desde la cultura y las tierras anglosajonas que se ha vuelto básico en nuestra concepción del jardín.
Durante siglos hemos disfrutado de jardines sin césped provenientes de civilizaciones como la Mesopotámica, Egipcia, Romana y por supuesto Árabe, con sus mayores exponentes en los fantásticos jardines de la Alhambra de Granada, los Reales Alcázares de Sevilla o el Majorelle de Marrakech.
Pese a ello, el césped es un elemento totalmente integrado en nuestros jardines actuales, y una pequeña maravilla que aporta una serie de ventajas que vamos a tratar a continuación.
La adaptación es vital
Los céspedes son vegetales ampliamente adaptados a todo tipo de terrenos. Se trata de una especie vegetal ampliamente usada que se ha abierto hueco de manera sistemática en nuestras urbes. Se pueden ver como cobertura para el suelo de rotondas, bulevares, medianas y centros comerciales.
También se han abierto un hueco en el mundo deportivo con deportes tan mundialmente conocidos e importantes como el fútbol, el béisbol o el tenis, que dedican grandes sumas de dinero y esfuerzo humano para disponer de las mejores especies en sus instalaciones cuidadas con gran mimo.
Ventajas del césped
El uso de céspedes en nuestros jardines y urbes trae consigo una serie de beneficios maravillosos:
- Aporta frescura: el beneficio psicológico aportado por el contacto con la naturaleza y los parajes naturales en las urbes de asfalto y hormigón es ampliamente estudiado y conocido por los expertos.
- Transmite paz debido al contacto con la naturaleza al que nos exponemos cuando visitamos un lugar “pavimentado” con esta especie vegetal.
- Crea una sensación de mayor espacio en nuestros jardines, consiguiendo así disfrutar más de un hogar más amplio.
No hay dos sin tres
A pesar de su dureza y capacidad para tolerar actividades tan intensas como el fútbol, el éxito de su implantación en nuestro jardín (o el lugar donde deseemos tenerlo) depende en gran medida de tres factores:
- Clima: es importante saber que especie plantar según nuestro clima, ya que existen especies de climas templados como el Lolium o Agrostis, Poas y especies de climas cálidos como el Cynodon, Zoysia, Kikuyos o Bermudas.
- Mantenimiento y recursos hídricos: conocer la disponibilidad de agua del terreno y la posibilidad de mantenimientos adecuados que podemos aportar es clave.
- Preparación del terreno: es imprescindible un adecuado aporte de abono y tierras de calidad junto a una preparación ideal del lugar de plantación o siembra para un correcto crecimiento de nuestro césped. Las características tanto físicas como químicas del terreno son fundamentales si queremos un césped de calidad y no una mera superficie verde.
Hay que tener en cuenta que el mayor coste en el mantenimiento de un jardín deriva de la conservación de nuestro césped, y por ello conviene tener todos estos elementos en cuenta y analizarlos bien.
A pesar de ser una importación anglosajona, el césped se ha abierto camino en nuestras vidas y se ha servido de sus grandes cualidades para volverse inseparable del concepto de jardín actual. Un vegetal que vive a ras del suelo ha pasado a formar gran parte de nuestra cultura, llegando a ser cimiento ideal de nuestra jardinería moderna.