El agua es importantísima en las primeras etapas del crecimiento de las plantas, puesto que las ayuda a arraigar mucho más rápido y con facilidad. Existen diferentes sistemas de riego y a la hora de elegir el que más nos convenga para nuestro jardín tendremos que tener en cuenta las necesidad hídricas de cada una de nuestras plantas, llegando incluso a instalar diferentes sistemas de riego en un mismo jardín.
Riego por aspersión
El césped es una de las especies que exigen una gran cantidad de agua, por ello requieren un sistema de riego por aspersión. Además, si lo programamos no será mucho más útil, pudiendo elegir el momento en el que queremos regar. Sin duda alguna, una de las grandes ventajas de este sistema es que podemos desplazarlo a otras zonas, pero no podemos olvidar que su consumo de agua es bastante grande.
Riego por goteo
Este sistema de riego se utiliza principalmente en árboles y arbustos, fuera de la zona de césped. El agua circula por tubos de plástico que ubicaremos en nuestro jardín, los cuales perforaremos por las zonas en las que haya plantas. El riego por goteo tiene grandes ventajas, es muy cómodo, resistente y nos permite, incluso, añadir fertilizantes al agua de riego. Sin embargo, su coste económico es elevado y dependerá de la extensión de la superficie en el que se instalará.
Riego capilar
El riego capilar es otro sistema que consiste en enterrar los tubos de riego a una profundidad de unos 30 a 60 cm. Estos tubos irán desprendiendo humedad a través de los goteros o aberturas que les realizaremos. Entre sus grandes ventajas destaca que es un sistema muy útil para ahorrar agua puesto que no se evapora al encontrarse el circuito bajo tierra. En cambio, el coste de instalación de este sistema es elevado y existen grandes posibilidades de que se obstruya.